24 febrero, 2015
Es el segundo año que se celebra la versión más urbanita del Festival Eufónic. Con el sobrenombre de Eufónic Urbà, el festival se traslada ni más ni menos que a la ciudad condal, un Barcelona, como siempre, rebosante de aquella variedad cultural, etnológica y de tendencias que la convierte en una ciudad no sólo bella si no además interesante y con un gran contenido para enseñar mundo a todos aquellos dispuestos a dejarse prender de su esencia. Como no podía ser de otra forma la organización de Eufónic no podía elegir un sitio poco singular, ni más ni menos que el Centre d’Art ARTS SANTA MÓNICA, situado a final de las Ramblas, tocando con el Barrio del Born i el puerto Olímpico. El Arts Santa Mónica se trata de un antiguo convento con fecha de 1636 restaurado después de ser declarado monumento histórico-artístico de interés nacional en el año 1984, como se puede imaginar esa combinación entre elementos del S XVII y los materiales modernos lo convierten en un espacio hermoso que evoca intriga i sentimientos propios.
Un espacio característico para un volumen reducido de público situado en una zona con un alto nivel artístico y cultural. El festival no podía tener mejores cualidades de conjunto para convertirse posiblemente en uno de los proyectos más excitantes en los que hemos participado por el momento. Y es que Eufónic Urbà junto con su hermano mayor Eufónic tiene aquella esencia que tantas veces hechas de menos en los festivales de gran formato o de masas, aquel aire familiar pero a su vez selectivo donde nada pasa desapercibido.
Un gran placer poder haber compartido escenario con Bruna quien una vez más demostró el porque se ha hecho su propio hueco en la cabeza del panorama electrónico nacional.
Además tuve el placer de volver a encontrarme con Alba G. Corral y Juanjo Fernández aka Gnomalab quien además de dejarme una vez más perplejo con el talento que desprenden en todos sus trabajos nos dieron una gran acogida. Destacar la gran organización tanto a nivel técnico como artístico del festival, que supieron estar al frente de todos los imprevistos y nos hicieron sentir como en casa.
Por último como no, al soporte técnico y logístico, mi gran amigo Carlos Carril Montserrat aka Karril, no falto ni una cerveza, creo que nos bebimos todas las latas de las Ramblas, xD.
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